Publicador de contenidos Publicador de contenidos

Perder la función renal es como un duelo por eso es importante la donación

Quito, 10 de abril de 2024
Lucía M., (nombre protegido) vivió una especie de duelo al conocer que había perdido la función de un órgano vital: el riñón. "Yo les quiero dar un grito de desesperación respecto a lo que estoy viviendo y ese llamado es desde el fondo del corazón, perder un órgano y seguir viva ha sido muy duro por eso tener un órgano nuevo donado por otra persona es una esperanza de vida".


"En este momento me doy cuenta de que la falta de órganos vitales, como son los riñones, causa que el mundo se vuelva de cabeza, es un cambio muy brusco", dice.

Lucía hace un llamado a la ciudadanía, desde el fondo de su corazón, para que donen sus órganos. "Todos deberíamos donar los órganos, yo en mi cedula tengo puesta la donación, mi familia es pro-donación, no solo por lo que me pasa a mí sino por conciencia y responsabilidad social".

Enfatiza que se debe concienciar a la gente de que un órgano salva otra vida y quienes están en tratamiento tienen la esperanza de que alguien done para seguir viviendo.

Al ser médico antes ella atendía a los pacientes que acudían a su consulta en el Hospital Carlos Andrade Marín y ahora es ella quien recibe tres veces a la semana diálisis en el Centro Médico Familiar Integral y Especialidades de Diálisis La Mariscal.

"El IESS para mí fue el sitio más lindo de trabajo que tuve, antes yo era la persona que ayudaba y ahora me ayudan a mí". Está muy agradecida: "me derivaron a este Centro y ha sido una bendición, es unidad que funciona 10 sobre 10, como un reloj. Tiene mucho orden y organización, a uno le hacen sentir bien en todo el proceso".
 
Enfermedad silente

Relata que hace 14 años le diagnosticaron anemia e indagando encontró que era de tipo renal. Durante ese tiempo ha visto cómo desciende su función renal hasta que en diciembre de 2023 le detectaron insuficiencia renal crónica y desde ese mes se somete a diálisis. Nunca tuvo síntomas ni dolor, fue una enfermedad absolutamente silente.

Comenta que tanto para ella como para su familia ha sido muy difícil este proceso. Su esposo es su eterno compañero porque al momento sus hijos viven fuera del país. "Me siento protegida, pero para él también ha sido muy duro el cambio de vida. Ahora nos estamos enfocando en el trasplante renal, incluso mi hermana quiere donarme un riñón y estamos haciendo las gestiones para saber si es compatible, dijo.

Lucía M., cuida mucho su alimentación. Ha restringido el consumo de algunas frutas y controla la cantidad de agua que bebe. La dieta se ha hecho más rigurosa.

Su proceso de adaptación ha sido lento porque se siente cansada luego de las diálisis, al parecer en el último periodo se le bajó mucho la hemoglobina y está anémica.

Admite que en caso de no estar afiliada al seguro social no habría podido costear el tratamiento de diálisis, incluso posteriormente un posible trasplante renal.