Sufrí mucho pero desde hace un año me siento más vivo que nunca y aliviado

Guayaquil, 29 de marzo de 2024
Cuando Cristhian V., (nombre protegido) tenía 18 años sufrió un accidente muy grave en su lugar de trabajo, una bananera ubicada en la provincia de Los Ríos. Lo único que recuerda es que sintió que le cayeron tablas de madera encima, que debido al peso colapsaron.

Inmediatamente sus compañeros de trabajo lo trasladaron al hospital más cercano en donde le realizaron todos los exámenes correspondientes de los cuales salió aparentemente bien. Como era un hombre joven no cuido su alimentación.

Con el paso del tiempo tuvo problemas en las vías urinarias, pero no fue a atenderse hasta que un día se hizo el chequeo médico respectivo y le dijeron que desarrolló insuficiencia renal crónica.  

Recuerda que cuando empezó su tratamiento tuvo complicaciones debido a que antes de iniciar las sesiones de hemodiálisis era necesario crear una conexión con la sangre de sus vasos sanguíneos, lo que le resulto difícil.

"No pudieron hacerme la fistula, después me pusieron una prótesis, de ahí en adelante empecé mi trauma con la diálisis. "Al inicio, sólo me hicieron dos horas de diálisis y sentí calambres, frío, no soportaba, hasta que me acoplé, lo malo fue que en el camino se me dañaban las prótesis porque se me tapaban", comenta el beneficiario.

Cuenta que un día cuando iba hacerse unos exámenes se le explotó la prótesis de su brazo y empezó a sangrar de manera descontrolada, lo único que hizo fue ponerse un pañuelo parar la sangre, pero no le sirvió, de inmediato, tomó un taxi y llegó al Hospital de Especialidades Teodoro Maldonado Carbo (HTMC), donde fue atendido de manera oportuna. Debido a la gravedad del cuadro, le programaron una cirugía. Ingresó de urgencia al quirófano porque mientras esperaba para la operación empezó a perder sangre nuevamente.

"Yo sufrí bastante. Desde la pandemia empecé a padecer de la presión arterial, se me bajaba con mucha frecuencia. No aguantaba a llegar a la casa, yo llegaba a llorar del dolor por los calambres, veía todo negro, se me movía todo. Llegaba empapado del sudor", asegura Cristhian V.,

Un día al trasladarse a su casa, mientras caminaba, se ponía terrones de sal bajo la lengua con el objetivo de que le suba la presión, cuando le faltaban poco para llegar tuvo que detenerse, cerrar los ojos y respirar porque sentía que no podía más.

Por la falta de accesos vasculares Cristhian V., fue registrado como prioridad Código Cero, es decir, que como paciente tenía prioridad absoluta y se encontrará en el puesto cero de la lista de espera para trasplante.

"Yo espere por el trasplante siete meses, un día mientras estaba en la casa de un familiar el doctor Ferrin me llamó y me dijo: Cristhian hay un riñón para ti ¿Lo tomas o lo dejas?, yo le dije sí, lo tomo. Salí a caminar porque me sentía nervioso, temblaba de la emoción. Llamé a mi esposa, a mi hija y se sintieron alegres por la noticia", expresa.

El 20 de mayo de 2024 cumple un año desde que se sometió al trasplante y se siente más vivo que nunca, se siente aliviado. Asegura que está feliz porque ahora puede disfrutar plenamente a su familia gracias al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

El Dato

  • De 2021 a la fecha, en los tres Hospitales de Especialidades del IESS se han realizado 494 trasplantes entre renales, de córneas, hepáticos y recientemente de médula ósea.