La quinta llamada fue la vencida por eso cuido al máximo mi riñón

Quito, 16 de abril de 2024
"Hace tres años me llamaron para el trasplante y estaba como segunda prioridad, nuevamente me llamaron y era tercera prioridad; la tercera vez no se dio el trasplante porque al hacerme una cistografía se detectó que una de las válvulas que conectan la vejiga con los riñones no estaba funcionando y tenía que tratarme de ese padecimiento. El 26 de enero de este año me volvieron a llamar, pero tampoco se concretó el trasplante. La quinta anhelada llamada llegó el 15 de marzo de 2024 y finalmente me trasplantaron".

Este es el relato de Paúl R., (nombre protegido) quien se benefició de un trasplante renal en el Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín (HCAM) de Quito.

"Dios sabe cómo hace las cosas, todo llegó en el momento justo; el órgano en sí es como mi hijo y esta oportunidad de vida tengo que aprovecharla y cuidar al máximo mi riñón", enfatiza.

Para Paúl hoy cobra fuerza más que nunca la frase  "Dar vida después de vivir" porque el gesto altruista de la donación salvó su vida. "La donación de órganos es vital porque uno puede dar vida a otras personas y hay que hacerlo".

Seis años de no rendirse
Comenta que siempre llevó una vida normal, pero a mediados de 2018 empezó a sentir mucho cansancio, dolores de cabeza frecuentes, picazones, entre otros síntomas. Cuando se sometió a exámenes le dijeron que tenía los riñones pequeños, su creatinina empezó a elevarse y perdió la función renal.

En junio de ese mismo año su vida cambió por completo porque empezó a someterse a diálisis tres veces por semana hasta que en marzo de 2024 las cosas cambiaron para bien con la llamada para el trasplante.

Afirma que cuando uno está en diálisis se siente atado a una máquina, el estilo de vida es complicado porque se restringen muchas cosas y se postergan los sueños. "El nuevo órgano lo cambia todo porque ya puedo proyectarme al futuro".

"Mi vida antes del trasplante era muy dura, pero ahora es diferente. Mi prioridad es mejorar mi estilo de vida y no estar atado a una máquina porque eso es muy desgastante", acota.

Paúl destaca la excelente atención que recibió de los profesionales de la salud del Hospital Carlos Andrade Marín: "doctores, enfermeras, todos se portaron a la altura y se preocuparon por mí.  Sino estaba afiliado al IESS habría sido complicado hacerme un trasplante. El IESS me salvó la vida", remarca.

Con emoción relata que tiene muchos proyectos entre ellos formar su propia empresa, cosa que no pudo hacer por falta de tiempo y fuerza. "Ahora sí tengo energía. Gracias a la donación salvaron mi vida y se pueden salvar muchas vidas más".

El Dato:

¿ De 2021 a lo que va de 2024 en el IESS se han hecho 514 trasplantes entre renales, hepáticos, de córneas y recientemente de médula ósea.